Con Miguel Hernández

Lo mismo que inventar es comprender
algo que aún no existía
y traducir lo oscuro al lenguaje de la luz,
leer su corazón
fue soñar un idioma sin la palabra usura,
sin miseria, injusticia, desigualdad, prohibido...
sin palabras que fuesen veneno en el agua
y sal en la herida. (...)
Benjamín Prado

viernes, 29 de octubre de 2010

100 años no es nada

Hoy se cumplen 100 años desde que Miguel Hernández viera la luz de este mundo.Desde la Escuela de Adultos de Villar del Arzobispo queremos sumarnos a esta multitudinaria celebración publicando un anuncio que hemos pegado en las paredes de la población.

lunes, 25 de octubre de 2010

Donde pongo la vida pongo el fuego

7


Donde pongo la vida pongo el fuego

de mi pasión volcada y sin salida.

Donde tengo el amor, toco la herida.

Donde dejo la fe, me pongo en juego.



Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego

vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.

Perdida la de ayer, la de hoy perdida,

no me doy por vencido, y sigo, y juego



lo que me queda: un resto de esperanza.

Al siempre va. Mantengo mi postura.

Si sale nunca, la esperanza es muerte.



Si sale amor, la primavera avanza.

Pero nunca o amor, mi fe segura:

jamás o llanto, pero mi fe fuerte.



Ángel Gonzalez

De: Sin esperanza con convencimiento



(Escuchar a Pedro Guerra cantando el poema)
http://www.youtube.com/watch?v=yyDoG0TpjcM

lunes, 18 de octubre de 2010

6

El sueño verdadero
                         A César Simón, in memoriam


En el cenit del día

un derrumbe se escucha silencioso:

es el ínfimo estruendo

de la nube que quiebra su lograda figura

para ser de sí misma sólo un eco en lo alto.

Todo está en su solsticio,

en su plena apariencia mientras el sol lo abrasa.

Y a la herida del hombre su latido le presta

el frágil corazón de la que cree su hora

en la burla del tiempo.



Todo vive muriendo y, sin embargo,

qué arraigado saberse cierto y hondo

en la misma raíz del desarraigo,

qué morada a cubierto en la brusca intemperie,

qué verdad este sueño

cristalino de agosto.



Vicente Gallego,
"Santa deriva", 2002