sábado, 25 de diciembre de 2010
Durante el tiempo que ha pasado desde que conmemoramos el centenario de su nacimiento en el taller literario de la Escuela de Adultos El Villar, hemos conocido a un Miguel Hernández emocionalmente cercano. De leer sus poemas hemos pasado a imitarlos, a escribir poniéndonos en su piel. Cada palabra suya ha sido un manotazo duro, un nudo en la garganta, pero también un soplo de dignidad. A veces nos preguntamos si, en su desdicha, este aforismo del poeta Vicente Núñez :"No hay más felicidad que la que no tiene futuro" no estará hecho a su medida. ¿Qué futuro tuvo Miguel, como hombre, como persona? Leemos poemas sueltos de su Cancionero y Romancero de Ausencias y sentimos de qué manera se agarraba a la vida, sabemos de su dolor y de sus efímeros momentos de felicidad. Nadie como él para decirnos que sólo la poesía salva nuestras vidas. Sólo ella se salva.
viernes, 29 de octubre de 2010
100 años no es nada
Hoy se cumplen 100 años desde que Miguel Hernández viera la luz de este mundo.Desde la Escuela de Adultos de Villar del Arzobispo queremos sumarnos a esta multitudinaria celebración publicando un anuncio que hemos pegado en las paredes de la población.
lunes, 25 de octubre de 2010
Donde pongo la vida pongo el fuego
7
Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde dejo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza.
Pero nunca o amor, mi fe segura:
jamás o llanto, pero mi fe fuerte.
Ángel Gonzalez
De: Sin esperanza con convencimiento
(Escuchar a Pedro Guerra cantando el poema)
http://www.youtube.com/watch?v=yyDoG0TpjcM
Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde dejo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza.
Pero nunca o amor, mi fe segura:
jamás o llanto, pero mi fe fuerte.
Ángel Gonzalez
De: Sin esperanza con convencimiento
(Escuchar a Pedro Guerra cantando el poema)
http://www.youtube.com/watch?v=yyDoG0TpjcM
lunes, 18 de octubre de 2010
6
El sueño verdadero
A César Simón, in memoriam
En el cenit del día
un derrumbe se escucha silencioso:
es el ínfimo estruendo
de la nube que quiebra su lograda figura
para ser de sí misma sólo un eco en lo alto.
Todo está en su solsticio,
en su plena apariencia mientras el sol lo abrasa.
Y a la herida del hombre su latido le presta
el frágil corazón de la que cree su hora
en la burla del tiempo.
Todo vive muriendo y, sin embargo,
qué arraigado saberse cierto y hondo
en la misma raíz del desarraigo,
qué morada a cubierto en la brusca intemperie,
qué verdad este sueño
cristalino de agosto.
Vicente Gallego,
"Santa deriva", 2002
El sueño verdadero
A César Simón, in memoriam
En el cenit del día
un derrumbe se escucha silencioso:
es el ínfimo estruendo
de la nube que quiebra su lograda figura
para ser de sí misma sólo un eco en lo alto.
Todo está en su solsticio,
en su plena apariencia mientras el sol lo abrasa.
Y a la herida del hombre su latido le presta
el frágil corazón de la que cree su hora
en la burla del tiempo.
Todo vive muriendo y, sin embargo,
qué arraigado saberse cierto y hondo
en la misma raíz del desarraigo,
qué morada a cubierto en la brusca intemperie,
qué verdad este sueño
cristalino de agosto.
Vicente Gallego,
"Santa deriva", 2002
martes, 11 de mayo de 2010
5
Como tú
Así es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centellas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera ...
León Felipe
Versos y oraciones de caminante (1920-1929)
volver a página principalhttp://elcorazonesagua.blogspot.com/
Como tú
Así es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centellas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera ...
León Felipe
Versos y oraciones de caminante (1920-1929)
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martes, 4 de mayo de 2010
4
Amistad a lo largo
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad:
somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban las noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
--esas que ya no dicen cosas--,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo todos trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos a los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que no sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
Ay el tiempo! Ya todo se comprende. "
Volver.
Jaime Gil de Biedma
Amistad a lo largo
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad:
somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban las noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
--esas que ya no dicen cosas--,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo todos trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos a los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que no sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
Ay el tiempo! Ya todo se comprende. "
Volver.
Jaime Gil de Biedma
martes, 27 de abril de 2010
Arte poética
3
Arte poética
Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.
A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.
Juan Gelman Velorio del solo
(Escuchar al autor recitando Arte poética)
Arte poética
Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.
A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.
Juan Gelman Velorio del solo
(Escuchar al autor recitando Arte poética)
martes, 20 de abril de 2010
No me gusta la poesía
2
No me gusta la poesía. Creo que sólo me gustó de niña, cuando era un juego más. Pero no ahora que es lo inevitable.Ya no puede gustarme, porque me quita el sueño y ensombrece mis ojos y mis horas. Porque aparece sin que yo la busque. Ya no puede gustarme, porque la he visto en lugares terribles: la he visto en las afueras de las grandes ciudades y la he visto en la guerra y en el vértigo, en la tierra arrasada, en los barcos hundidos y en los niños enfermos, en las columnas de humo de las fábricas, en este cielo sucio y sin estrellas. Y la he visto en mi cuerpo cuando tiembla de frío.
María M. Bautista
(1990)
No me gusta la poesía. Creo que sólo me gustó de niña, cuando era un juego más. Pero no ahora que es lo inevitable.Ya no puede gustarme, porque me quita el sueño y ensombrece mis ojos y mis horas. Porque aparece sin que yo la busque. Ya no puede gustarme, porque la he visto en lugares terribles: la he visto en las afueras de las grandes ciudades y la he visto en la guerra y en el vértigo, en la tierra arrasada, en los barcos hundidos y en los niños enfermos, en las columnas de humo de las fábricas, en este cielo sucio y sin estrellas. Y la he visto en mi cuerpo cuando tiembla de frío.
María M. Bautista
(1990)
viernes, 16 de abril de 2010
Mi cabra Luná
Y puestos a comenzar ¿Por qué no hacerlo con un poema de su primera etapa? Todos sabemos que Miguel fue pastor, pero,¿conocéis el nombre de alguna de sus cabras?
En el poema "A todos los oriolanos", publicado en el semanario El Pueblo de Orihuela, el 2 de febrero de 1931, -un año después de ver publicado en el mismo semanario "Pastoril", que fue el primero- aparece el nombre propio de una de ellas. Aprovechamos para leer este "memorial" en romance, en palabras de Eutimio Martín, estudioso de la obra hernandiana para leer entre líneas el verdadero propósito del poeta, que no es otro que pedir abiertamente a todos los oriolanos, pero especialmente a D. Luis Almarcha, vicario general de Orihuela y director del semanario El Pueblo de Orihuela,que le financien la publicación de su primer libro de poemas, porque, sin duda, es tan mal pastor como buen poeta, como habían reconocido ya sus paisanos.
Carta completamente abierta
A TODOS LOS ORIOLANOS
Alma de mis oriolanos
¡digo!...oriolanos de mi alma.
A vosotros me dirijo
desde esta carta “arrimada”
que escribo, teniendo por
mesa el lomo de una cabra,
en la milagrosa huerta
mientras cuido la manada,
tras saludaros lo mismo
que hacen todos en las cartas.
Y me dirijo a vosotros
para… para…para…para…
(¡Ay! Perdonadme un momento.
Voy a echarle una pedrada
a la “Luná”, que se ha ido
artera a un bancal de habas,
y el huertano dueño de ellas
me está gritando desgracias.
Bien. Ya la espanté) Prosigo:
¿Os decía…? ¡Ah, sí, sí… ! ¡Calla!
Que me dirijo a vosotros…
(¡Rediós! Otra vez la cabra
Y el huertano que me grita!
Maldita sea la estampa
del animal que no quiere
que diga lo que empezaba.
¡”Luná”…! Ya escapó) Sigamos.
Y me dirijo así para
deciros que pienso hacer
con poesías de las dadas
a la luz y de las que están
sin ver la luz para nada
-que son bastantes- un libro.
¡Un libro, un libro! ¿Os extraña?
Pues que no os extrañe.¡Un libro!
Un bello libro que vaya
ilustrado por Penagos,
por Bartolazzi o Pedraza
y prologado por… ¡vamos!...
por el primero que salga.
¿Qué me decís? ¿Que es locura?
¿Qué veis muy mal que lo haga?
¿Qué no puede ser? ¿Qué es mucha
mi presunción y mi audacia?
¿Qué me lo he creído?...¡Cierto!
¡Me lo he creído! ¡Palabra!
Me he creído ser poeta
de estro tal que en nubes raya
y digno de contender
con Homero, con Petrarca,
con Virgilio, con Boscán,
con Dante y toda la escuadra
de clásicos que palpita
por ab-aeterno en las páginas…
-y a los que yo no conozco
más que de oídas … y gracias.
Me he creído que en mi mente
bullen imágenes claras
cual nuestro azul. -¿Vaya símil!
Me he creído que de mi alma
la nube lechosa y pura
-¡vaya fulgor de metáfora!-
puede dar continua lluvia
de versos de urdimbre mágica.
Me he creído… (Perdonadme,
que otra vez están en las habas
la “Luná” de mis pecados
y ahora no grita, no: rabia
el huertano. “¡Luná!” ¿Toma!
¿Para que otra vez no vayas!)
Os repito: me he creído
que ¡vamos!, que tengo pasta
de poeta. Que yo puedo
subir muy alto… sin alas.
Vosotros sabéis de sobra
lo que valgo. –¡Dios me valga!-
Vosotros habéis leído
los versos que en las preclaras
-adjetivo muy usado,
pero pasa ¿verdad?, pasa
lo mismo que otros más viejos_
revistas de nuestra patria
chica, vengo publicando
con muchas y gruesa faltas
de prosodia y de sintaxis,
de ritmo y de consonancia,
en los que hay imitaciones
harto serviles y bajas,
reminiscencias y plagios
y hasta estrofitas copiadas.
Vosotros tras de leerlos
me habéis dicho: “Pastor, ¡vaya!
eres ya todo un poeta”.
Y así, con toda mi alma
me lo he creído y con toda
ella, quiero imprimir para
la florida primavera
cuando todo ríe y habla
cuando todo sueña y trina
cuando todo brilla y canta,
un libro que me de ánimos
para seguir mi sonata
pastoril y me de gozo
de unos pétalos de fama.
Oriolanos mis paisanos:
-dos hemistiquios que hermanan-
al deciros en mi mal
compuesta y rimada carta
que pienso tejer un libro
con mis rimas poco gayas,
y poco… ¡bien! no es tan solo
para que ninguno yazga
ignorante, Es por… por… por…
(Aguardad que de a la cabra,
que otra vez se fue al habado
bancal y el huertano rabia.
¡”Luná”! ¡”Luná”! ¡Toma, perra!
¡Por volver a las andadas)
Decía que es por… por… por…
porque valdría mucha plata
editar el libro… y yo
no puedo valerlo en nada.
¿Me entendéis?...Que yo me he dicho,
Digo ¡Ah, si me ayudaran
los oriolanos, salvado,
salvado del todo estaba!
¿Me entendéis? ¿No?¡Santo Dios!
Hablaré más a las claras.
Que os pido,¡eso es! Que os pido
una peseta- no falsa –
un duro,¡ lo que queráis!
para poder mis ansias
satisfechas… ¿Me daréis
lo que si no me causara
vergüenza hasta de rodillas
os pidieran mis palabras…?
Confiando en que querréis
tener un artista –en mantas
o mantillas aún, y humilde
y modesto hasta Managua
se despide de vosotros,
anticipándoos las gracias,
este pastor a quien viene
a soltar cuatro guantadas
un huertano porque están
en su sembrado mis cabras.
Publicada en El Pueblo e Orihuela, el 2 de febrero de 1931
Miguel Hernández ya ha publicado bastantes poemas en algunos semanarios locales en su Orihuela natal -Actualidad, El Pueblo de Orihuela, etc., de corte conservador y religioso-gracias al apoyo de sus amigos, Carlos Fenoll y Ramón Sijé entre otros y quiere medrar a costa de lo que sea. Incluso publica en el diario alicantino Día, algo más liberal, donde ya se vislumbra la estrategia estudiada de promoción personal para alcanzar el estatuto de poeta. Habrá de esperar un poco más hasta ver impreso su Perito en lunas. Pero eso será después de su vuelta del primer viaje a Madrid.
En el poema "A todos los oriolanos", publicado en el semanario El Pueblo de Orihuela, el 2 de febrero de 1931, -un año después de ver publicado en el mismo semanario "Pastoril", que fue el primero- aparece el nombre propio de una de ellas. Aprovechamos para leer este "memorial" en romance, en palabras de Eutimio Martín, estudioso de la obra hernandiana para leer entre líneas el verdadero propósito del poeta, que no es otro que pedir abiertamente a todos los oriolanos, pero especialmente a D. Luis Almarcha, vicario general de Orihuela y director del semanario El Pueblo de Orihuela,que le financien la publicación de su primer libro de poemas, porque, sin duda, es tan mal pastor como buen poeta, como habían reconocido ya sus paisanos.
Carta completamente abierta
A TODOS LOS ORIOLANOS
Alma de mis oriolanos
¡digo!...oriolanos de mi alma.
A vosotros me dirijo
desde esta carta “arrimada”
que escribo, teniendo por
mesa el lomo de una cabra,
en la milagrosa huerta
mientras cuido la manada,
tras saludaros lo mismo
que hacen todos en las cartas.
Y me dirijo a vosotros
para… para…para…para…
(¡Ay! Perdonadme un momento.
Voy a echarle una pedrada
a la “Luná”, que se ha ido
artera a un bancal de habas,
y el huertano dueño de ellas
me está gritando desgracias.
Bien. Ya la espanté) Prosigo:
¿Os decía…? ¡Ah, sí, sí… ! ¡Calla!
Que me dirijo a vosotros…
(¡Rediós! Otra vez la cabra
Y el huertano que me grita!
Maldita sea la estampa
del animal que no quiere
que diga lo que empezaba.
¡”Luná”…! Ya escapó) Sigamos.
Y me dirijo así para
deciros que pienso hacer
con poesías de las dadas
a la luz y de las que están
sin ver la luz para nada
-que son bastantes- un libro.
¡Un libro, un libro! ¿Os extraña?
Pues que no os extrañe.¡Un libro!
Un bello libro que vaya
ilustrado por Penagos,
por Bartolazzi o Pedraza
y prologado por… ¡vamos!...
por el primero que salga.
¿Qué me decís? ¿Que es locura?
¿Qué veis muy mal que lo haga?
¿Qué no puede ser? ¿Qué es mucha
mi presunción y mi audacia?
¿Qué me lo he creído?...¡Cierto!
¡Me lo he creído! ¡Palabra!
Me he creído ser poeta
de estro tal que en nubes raya
y digno de contender
con Homero, con Petrarca,
con Virgilio, con Boscán,
con Dante y toda la escuadra
de clásicos que palpita
por ab-aeterno en las páginas…
-y a los que yo no conozco
más que de oídas … y gracias.
Me he creído que en mi mente
bullen imágenes claras
cual nuestro azul. -¿Vaya símil!
Me he creído que de mi alma
la nube lechosa y pura
-¡vaya fulgor de metáfora!-
puede dar continua lluvia
de versos de urdimbre mágica.
Me he creído… (Perdonadme,
que otra vez están en las habas
la “Luná” de mis pecados
y ahora no grita, no: rabia
el huertano. “¡Luná!” ¿Toma!
¿Para que otra vez no vayas!)
Os repito: me he creído
que ¡vamos!, que tengo pasta
de poeta. Que yo puedo
subir muy alto… sin alas.
Vosotros sabéis de sobra
lo que valgo. –¡Dios me valga!-
Vosotros habéis leído
los versos que en las preclaras
-adjetivo muy usado,
pero pasa ¿verdad?, pasa
lo mismo que otros más viejos_
revistas de nuestra patria
chica, vengo publicando
con muchas y gruesa faltas
de prosodia y de sintaxis,
de ritmo y de consonancia,
en los que hay imitaciones
harto serviles y bajas,
reminiscencias y plagios
y hasta estrofitas copiadas.
Vosotros tras de leerlos
me habéis dicho: “Pastor, ¡vaya!
eres ya todo un poeta”.
Y así, con toda mi alma
me lo he creído y con toda
ella, quiero imprimir para
la florida primavera
cuando todo ríe y habla
cuando todo sueña y trina
cuando todo brilla y canta,
un libro que me de ánimos
para seguir mi sonata
pastoril y me de gozo
de unos pétalos de fama.
Oriolanos mis paisanos:
-dos hemistiquios que hermanan-
al deciros en mi mal
compuesta y rimada carta
que pienso tejer un libro
con mis rimas poco gayas,
y poco… ¡bien! no es tan solo
para que ninguno yazga
ignorante, Es por… por… por…
(Aguardad que de a la cabra,
que otra vez se fue al habado
bancal y el huertano rabia.
¡”Luná”! ¡”Luná”! ¡Toma, perra!
¡Por volver a las andadas)
Decía que es por… por… por…
porque valdría mucha plata
editar el libro… y yo
no puedo valerlo en nada.
¿Me entendéis?...Que yo me he dicho,
Digo ¡Ah, si me ayudaran
los oriolanos, salvado,
salvado del todo estaba!
¿Me entendéis? ¿No?¡Santo Dios!
Hablaré más a las claras.
Que os pido,¡eso es! Que os pido
una peseta- no falsa –
un duro,¡ lo que queráis!
para poder mis ansias
satisfechas… ¿Me daréis
lo que si no me causara
vergüenza hasta de rodillas
os pidieran mis palabras…?
Confiando en que querréis
tener un artista –en mantas
o mantillas aún, y humilde
y modesto hasta Managua
se despide de vosotros,
anticipándoos las gracias,
este pastor a quien viene
a soltar cuatro guantadas
un huertano porque están
en su sembrado mis cabras.
Publicada en El Pueblo e Orihuela, el 2 de febrero de 1931
Miguel Hernández ya ha publicado bastantes poemas en algunos semanarios locales en su Orihuela natal -Actualidad, El Pueblo de Orihuela, etc., de corte conservador y religioso-gracias al apoyo de sus amigos, Carlos Fenoll y Ramón Sijé entre otros y quiere medrar a costa de lo que sea. Incluso publica en el diario alicantino Día, algo más liberal, donde ya se vislumbra la estrategia estudiada de promoción personal para alcanzar el estatuto de poeta. Habrá de esperar un poco más hasta ver impreso su Perito en lunas. Pero eso será después de su vuelta del primer viaje a Madrid.
Intro
Miguel Hernández, hombre y poeta
Pocos hombres se han volcado tan íntegra y apasionadamente en su creación lírica como Miguel Hernández. Su verbo cálido y enterizo va marcado con el sello imborrable de la sinceridad. Tal es su estilo humano y poético. Su actuación cotidiana, social o política, la llevaba a cabo con tal hombría y sin reservas como su quehacer artístico. Es la actitud radical de quien pudo decir en endecasílabos genialmente acuñados: "porque yo empuño el alma cuando canto" y "la lengua en corazón tengo bañada". Todo el hombre íntegro e ingenuo, entusiasta y apasionado, profundo e intenso, se ha disparado de tal modo en la resonancia metálica de su palabra poética que aún lo tenemos ahí palpitando en el misterio de sus versos vigorosos y sangrantes.
Lejos de la ilustrada distinción orteguiana: "Vida es una cosa, poesía es otra ... No las mezclemos", la creación lírica es para él proyección artística de las más hondas preocupaciones humanas. Precisamente es lo personal, "lo más humano de lo humano", el venero de su más conmovedora poesía. Su biografía, agitada y trágica, queda esculpida en poemas prodigiosos. El amor, la generación y maternidad, la esposa, son los más excelsos temas líricos. La guerra con sus heridos, sangre, muerte, soledad, hambre, inspira poemas impresionantes. El ronco tren maternal que "avanza como un largo desaliento" cargado de moribundos, dolor y sudor, empaña su verso, muy alejado de todas las purezas artificiales, pero en el que orean aires limpios de autenticidad y vibración cordial, viril y sin mixtificaciones.
Exactamente por todo ello Miguel Hernández tiene un extraordinario mensaje lírico y humano. Es capaz de levantar oleadas de entusiasmo, lo sentimos muy cerca de nosotros. A la distancia de ya algunas décadas su sensibilidad artística sigue siendo la nuestra y su poesía respira esa hombría y sinceridad que impregna toda su creación y que embriaga a todo ser humano de espíritu joven, limpio y sensible.
De:http://www.mhernandez.narod.ru/poesia.htm
Pocos hombres se han volcado tan íntegra y apasionadamente en su creación lírica como Miguel Hernández. Su verbo cálido y enterizo va marcado con el sello imborrable de la sinceridad. Tal es su estilo humano y poético. Su actuación cotidiana, social o política, la llevaba a cabo con tal hombría y sin reservas como su quehacer artístico. Es la actitud radical de quien pudo decir en endecasílabos genialmente acuñados: "porque yo empuño el alma cuando canto" y "la lengua en corazón tengo bañada". Todo el hombre íntegro e ingenuo, entusiasta y apasionado, profundo e intenso, se ha disparado de tal modo en la resonancia metálica de su palabra poética que aún lo tenemos ahí palpitando en el misterio de sus versos vigorosos y sangrantes.
Lejos de la ilustrada distinción orteguiana: "Vida es una cosa, poesía es otra ... No las mezclemos", la creación lírica es para él proyección artística de las más hondas preocupaciones humanas. Precisamente es lo personal, "lo más humano de lo humano", el venero de su más conmovedora poesía. Su biografía, agitada y trágica, queda esculpida en poemas prodigiosos. El amor, la generación y maternidad, la esposa, son los más excelsos temas líricos. La guerra con sus heridos, sangre, muerte, soledad, hambre, inspira poemas impresionantes. El ronco tren maternal que "avanza como un largo desaliento" cargado de moribundos, dolor y sudor, empaña su verso, muy alejado de todas las purezas artificiales, pero en el que orean aires limpios de autenticidad y vibración cordial, viril y sin mixtificaciones.
Exactamente por todo ello Miguel Hernández tiene un extraordinario mensaje lírico y humano. Es capaz de levantar oleadas de entusiasmo, lo sentimos muy cerca de nosotros. A la distancia de ya algunas décadas su sensibilidad artística sigue siendo la nuestra y su poesía respira esa hombría y sinceridad que impregna toda su creación y que embriaga a todo ser humano de espíritu joven, limpio y sensible.
De:http://www.mhernandez.narod.ru/poesia.htm
Con Miguel Hernández
Queremos recordar desde la Escuela de Adultos de El Villar a Miguel Hernández en el año de su centenario. Desde que nos dejó en 1942 -y a pesar del ninguneo durante tanto tiempo por parte de quienes habían ganado la guerra-, Miguel Hernández es y ha sido para muchos de nosotros "como el árbol talado que retoña, porque aún tiene la vida", como dice en uno de sus poemas. Sí, aún tiene la vida y se nos muestra hoy como un símbolo de lo verdaderamente humano, como el poeta que quiso ser hombre, sencillo, pasional, comprometido, honesto, un poeta, en definitiva, para la inmensa mayoria.
En este blog intentaremos recoger noticias,colaboraciones, manifestaciones,canciones,vídeos, imágenes, referencias, enlaces, textos del poeta y también, los nuestros, los que surjan a partir de lecturas, de interpretaciones de sus poemas, de la emoción de sentir la hondura y la autenticidad de su obra y de su vida, en definitiva,queremos dejarnos llevar por ese torrente de vitalidad que emana de la palabra del poeta que con tanto empeño quiso que fuera la de todos.
En este blog intentaremos recoger noticias,colaboraciones, manifestaciones,canciones,vídeos, imágenes, referencias, enlaces, textos del poeta y también, los nuestros, los que surjan a partir de lecturas, de interpretaciones de sus poemas, de la emoción de sentir la hondura y la autenticidad de su obra y de su vida, en definitiva,queremos dejarnos llevar por ese torrente de vitalidad que emana de la palabra del poeta que con tanto empeño quiso que fuera la de todos.
martes, 13 de abril de 2010
No es nada de tu cuerpo
1
No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca —tu boca
que es igual que tu sexo—,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada —¿qué es una mirada?—
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.
Jaime Sabines
Recuento de poemas, 1950-1993
Escuchar al autor:
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No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca —tu boca
que es igual que tu sexo—,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada —¿qué es una mirada?—
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.
Jaime Sabines
Recuento de poemas, 1950-1993
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jueves, 25 de marzo de 2010
Centésimas del alma
Centésimas del Alma
Violeta Parra
Una vez que me asediaste
Dos juramentos me hiciste
Tres lagrimones vertiste
Cuatro gemidos sacaste
Cinco minutos dudaste
Seis más porque no te vi
Siete pedazos de mí
Ocho razones me aquejan
Nueve mentiras me alejan
Diez que en tu boca sentí
Once cadenas me amarran
Doce quieren desprenderme
Trece podrán detenerme
Catorce que me desgarran
Quince perversos embarran
Mis dieciséis esperanzas
Las diecisiete mudanzas
Dieciocho penas me dan
Diecinueve me guardarán
Veinte mas que ya me alcanzan
Veintiún son los dolores que
Veintidós pensamientos
Me dan veintitrés tormentos por
Veinticuatro temores
Veinticinco picaflores me dicen
Veintiséis veces que
Veintisiete me ofrecen
Veintiocho de sus estambres son
Veintinueve calambres los
Treinta que me adolecen
Treinta y un días te amé
Treinta y dos horas soñaba
Treinta y tres minutos daban o
Treinta y cuatro tal vez
Treinta y cinco yo escuché
Treinta y seis junto a tu pecho
Treinta y siete fue a mi lecho
Treinta y ocho de pasión
Treinta y nueve el corazón
Cuarenta marcó el pecho
Cuarenta y una distancias
Cuarenta y dos vide en ti
Cuarenta y tres recorrí
Cuarenta y cuatro con ansia
Cuarenta y cinco fragancias
Cuarenta y seis aspiré
Cuarenta y siete después
Cuarenta y ocho suspiro
Cuarenta y nueve delirio
Cincuenta de tu interés
Cincuenta y una penuria y
Cincuenta y dos bramidos
Cincuenta y tres alaridos y
Cincuenta y cuatro furias
Cincuenta y cinco son las tuyas
Cincuenta y seis engañifa
Cincuenta y siete la rifa
Cincuenta y ocho me dió
Cincuenta y nueve el adiós
Sesenta de tu avaricia
Sesenta y un besos creo
Sesenta y dos que me diste
Sesenta y tres que volviste
Sesenta y cuatro cual reo
Sesenta y cinco deseos
Sesenta y seis demostraste
Sesenta y siete alcanzaste
Sesenta y ocho es tu afán
Sesenta y nueve al final
Setenta me traicionaste
Setenta y una revueltas
Setenta y dos como gallo
Setenta y tres a tus rayos
Setenta y cuatro a mi puerta
Setenta y cinco respuestas
Setenta y seis completé
Entonces consideré setenta y siete piedades]
Setenta y ocho miradas
Ochenta veces después
Ochenta y un sentimientos me dan
Ochenta y dos hieles
Ochenta y tres los infieles
Ochenta y cuatro del cuento
Ochenta y cinco no encuentro
Me agitan ochenta y seis
Ochenta y siete la luz me da
Ochenta y ocho multas por
Ochenta y nueve culpas
Noventa que yo pagué
Noventa y una sorpresas
Noventa y dos veces tuve
Noventa y tres que yo anduve
Noventa y cuatro asperezas
Noventa y cinco rarezas tu amor dio
Noventa y seis
Noventa y siete de rey
Noventa y ocho ironías
Noventa y nueve agonías
Cien años recibiré.
Violeta Parra
Una vez que me asediaste
Dos juramentos me hiciste
Tres lagrimones vertiste
Cuatro gemidos sacaste
Cinco minutos dudaste
Seis más porque no te vi
Siete pedazos de mí
Ocho razones me aquejan
Nueve mentiras me alejan
Diez que en tu boca sentí
Once cadenas me amarran
Doce quieren desprenderme
Trece podrán detenerme
Catorce que me desgarran
Quince perversos embarran
Mis dieciséis esperanzas
Las diecisiete mudanzas
Dieciocho penas me dan
Diecinueve me guardarán
Veinte mas que ya me alcanzan
Veintiún son los dolores que
Veintidós pensamientos
Me dan veintitrés tormentos por
Veinticuatro temores
Veinticinco picaflores me dicen
Veintiséis veces que
Veintisiete me ofrecen
Veintiocho de sus estambres son
Veintinueve calambres los
Treinta que me adolecen
Treinta y un días te amé
Treinta y dos horas soñaba
Treinta y tres minutos daban o
Treinta y cuatro tal vez
Treinta y cinco yo escuché
Treinta y seis junto a tu pecho
Treinta y siete fue a mi lecho
Treinta y ocho de pasión
Treinta y nueve el corazón
Cuarenta marcó el pecho
Cuarenta y una distancias
Cuarenta y dos vide en ti
Cuarenta y tres recorrí
Cuarenta y cuatro con ansia
Cuarenta y cinco fragancias
Cuarenta y seis aspiré
Cuarenta y siete después
Cuarenta y ocho suspiro
Cuarenta y nueve delirio
Cincuenta de tu interés
Cincuenta y una penuria y
Cincuenta y dos bramidos
Cincuenta y tres alaridos y
Cincuenta y cuatro furias
Cincuenta y cinco son las tuyas
Cincuenta y seis engañifa
Cincuenta y siete la rifa
Cincuenta y ocho me dió
Cincuenta y nueve el adiós
Sesenta de tu avaricia
Sesenta y un besos creo
Sesenta y dos que me diste
Sesenta y tres que volviste
Sesenta y cuatro cual reo
Sesenta y cinco deseos
Sesenta y seis demostraste
Sesenta y siete alcanzaste
Sesenta y ocho es tu afán
Sesenta y nueve al final
Setenta me traicionaste
Setenta y una revueltas
Setenta y dos como gallo
Setenta y tres a tus rayos
Setenta y cuatro a mi puerta
Setenta y cinco respuestas
Setenta y seis completé
Entonces consideré setenta y siete piedades]
Setenta y ocho miradas
Ochenta veces después
Ochenta y un sentimientos me dan
Ochenta y dos hieles
Ochenta y tres los infieles
Ochenta y cuatro del cuento
Ochenta y cinco no encuentro
Me agitan ochenta y seis
Ochenta y siete la luz me da
Ochenta y ocho multas por
Ochenta y nueve culpas
Noventa que yo pagué
Noventa y una sorpresas
Noventa y dos veces tuve
Noventa y tres que yo anduve
Noventa y cuatro asperezas
Noventa y cinco rarezas tu amor dio
Noventa y seis
Noventa y siete de rey
Noventa y ocho ironías
Noventa y nueve agonías
Cien años recibiré.
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