Con Miguel Hernández

Lo mismo que inventar es comprender
algo que aún no existía
y traducir lo oscuro al lenguaje de la luz,
leer su corazón
fue soñar un idioma sin la palabra usura,
sin miseria, injusticia, desigualdad, prohibido...
sin palabras que fuesen veneno en el agua
y sal en la herida. (...)
Benjamín Prado

viernes, 7 de enero de 2011

dadnos hoy la boca que sople, apagando el volcán (Elena Medel)


Desde que El País Semanal publicó, allá por el mes de marzo de 2010, con motivo del centenario del nacimiento de Miguel Hernández, varios artículos que fueron solicitados a importantes personalidades -poetas, escritores, músicos, estudiosos de su obra, políticos-,no he dejado de indagar en la vida y en la obra del poeta, de rastrear la Red en busca de cualquier información, acontecimiento, bitácora, etc. que hablase del poeta. No conocía al profesor Eutimio Martín, ni al escritor y biógrafo de Miguel Hernández José Luis Ferris, o al escritor y especialista en la obra del poeta Jesucristo Riquelme, o el estupendo blog personal del artista plástico y enamorado de todo lo relacionado con el poeta de Orihuela Ramón Fernández Palmeral. Con todos ellos he disfrutado del conocimiento y de la pasión que les produce la vida y la obra de Miguel Hernández. Este año hernandiano que finalizó hace sólo unos días ha sido riquísimo en manifestaciones y actos conmemorativos y de agradecimiento, de reconocimiento y de desagravio a una figura humana excepcional y a una obra que todavía nos estremece. No voy a ser yo quien diga por qué, qué tiene de excepcional su poesía, su corta pero intensa vida. Que lo digan sus biógrafos, que lo cante Serrat, o que lo escriba Luis García Montero, o Benjamín Prado, o Antonio Muñoz Molina. Es difícil sustraerse a la simpatía que genera ese hombre que, como dice José Agustín Goytisolo: “Nace, escribe, muere desamparado”. Sí, que lo cante Joan Manuel Serrat que ha compuesto una segunda entrega de sus versos hechos canciones, que, bajo el título de Hijo de la luz y de la sombra, supone una prolongación y también un complemento del trabajo que realizó en 1972 con textos hoy ya emblemáticos. Ahora que hace más de un siglo que nació, ha llegado el tiempo de leer -quien todavía no lo haya intentado- a Miguel Hernández.

Dejo aquí un enlace a los textos publicados en El País Semanal.

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